jueves, 21 de febrero de 2013

DESPERTANDO A LA VIDA


La creación parece surgir de la imperfección. Parece salir de un esfuerzo y una frustración, y es ahí donde yo pienso que surge el lenguaje. Sale a la luz desde nuestro deseo por trascender a nuestro propio aislamiento y tener así alguna clase de conexión con los demás. Y al principio el lenguaje debería haber sido algo simple, cuando sólo era utlizado como una cuestión de superviviencia, como por ejemplo... el agua, debe habérsenos ocurrido un sonido para identificar eso, o para expresar "¡Hey hay un tigre con dientes de sable detrás de usted!", también debemos de haber creado un sonido para ello. Pero cuando la cosa se pone realmente interesante, pienso yo, es cuando usamos el mismo sistema de símbolos para comunicarnos todas aquellas cosas abstractas e intangibles que experimentamos a diario. ¿Qué es la frustración? ¿Qué es la rabia? ¿O qué es el amor? Cuando digo "amor", el sonido de esa palabra sale de mi boca y se introduce en el oído de la otra persona, viaja a través de este "conducto bizantino" hasta su cerebro, hacia sus recuerdos del amor, o de la falta de éste, y entonces registra lo que yo le estoy diciendo y dice: "Sí, entiendo", pero ¿cómo sé exactamente y con seguridad que entiende? Las palabras son algo inherte, son sólo símbolos; están muertas. ¿Me entiendes? Y así podemos seguir con tantas otras de nuestras experiencias que son también intangibles. Tanto de lo que percibimos no puede ser expresado; son simplemente cosas indescriptibles e indecibles con palabras. Pero aún así nos comunicamos entre nosotros, y de alguna forma sentimos que nos conectamos, y pensamos y sentimos que somos comprendidos, yo pienso que cuando pasa eso y logramos esa conexión sentimos un sensanción casi como de una comunión espiritual, y esa sensación puede hasta ser pasajera, pero también pienso que es precisamente para eso que vivimos...

De la película "Despertando a la vida"

No hay comentarios:

Publicar un comentario