lunes, 9 de diciembre de 2013

EL LIBRO DEL HOMBRE - Osho

¿Por qué no te reconoces a ti mismo? Debería ser la cosa más sencilla del mundo y se ha vuelto difícil, lo más difícil. Conocerse se ha vuelto casi imposible. ¿Dónde está el error? Tienes la capacidad de conocerte. Tú estás ahí, la capacidad de conocerte también está ahí. Entonces, ¿qué ha sucedido? ¿Por qué la capacidad de conocer no puede volverse hacia sí misma?
 
Sólo hay un error y, a menos que lo arregles, seguirás sin saber quién eres. Y el error es que se ha creado dentro de ti mismo una división. Has perdido tu integridad. La sociedad te ha convertido en una casa dividida, dividida en contra de ti mismo.
 
La estrategia es sencilla; una vez que la hayas entendido, puedes eliminarla. La estrategia consiste en que la sociedad te ha dado unos ideales de cómo deberías ser. Y te los ha inculcado tanto, que siempre estás interesado en el ideal "como debería ser", olvidándote de quien eres. Estás obsesionado con el ideal del futuro y te has olvidado de la realidad presente. Tus ojos están mirando al futuro lejano. En consecuencia, no pueden mirar hacia adentro. Continuamente estás pensando qué hacer, cómo hacerlo, cómo llegar a ser esto. Tu lenguaje se ha convertido en un idioma de deber y convenir, mientras la realidad sólo consiste en ser. La realidad no conoce deberes o conveniencias.
 
Una rosa es una rosa, no se plantea la cuestión de ser cualquier otra cosa. Y la flor de loto es la flor de loto. La rosa no intenta convertirse en flor de loto, y la flor de loto nunca intenta convertirse en una rosa. Por tanto, no están neuróticas. No necesitan psiquiatras ni psicoanálisis. La rosa está sana porque simplemente vive su realidad. Y esto sucede al resto de la existencia. Excepto al hombre. Sólo el hombre tiene ideales y deberes. "Debería ser esto y lo otro"; entonces te divides contra tu propio ser. Deber y ser son enemigos. Y no puedes ser algo diferente de lo que eres.
 
Deja que esto cale profundamente en tu corazón: sólo puedes ser lo que eres, nada más. Entonces tus ojos están aquí y ahora, estás presente en lo que eres. Desaparece la división, la separación. Eres uno.
 
Osho

viernes, 15 de noviembre de 2013

EL ELEFANTE ENCADENADO - Jorge Bucay

 
Cuando yo era chico me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales. También a mí como a otros, después me enteré, me llamaba la atención el elefante. Durante la función, la enorme bestia hacía despliegue de su tamaño, peso y fuerza descomunal... pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas clavada a una pequeña estaca en el suelo. Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría, con facilidad, arrancar la estaca y huir.

El misterio es evidente: ¿Qué lo mantiene entonces? ¿Por qué no huye? Pregunté entonces a algún maestro, a algún padre, o a algún tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado. Hice entonces la pregunta obvia: -Si está amaestrado, ¿por qué lo encadenan? No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente. Con el tiempo me olvide del misterio del elefante y la estaca... y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho la misma pregunta.

Hace algunos años descubrí que por suerte para mí alguien había sido lo bastante sabio como para encontrar la respuesta: El elefante del circo no se escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde muy, muy pequeño.

Cerré los ojos y me imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró, sudó, tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo, no pudo. La estaca era ciertamente muy fuerte para él. Juraría que se durmió agotado, y que al día siguiente volvió a probar, y también al otro y al que le seguía... Hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino. Este elefante enorme y poderoso que vemos en el circo, no se escapa porque cree -pobre- que NO PUEDE.

Él tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sintió poco después de nacer. Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro. Jamás, jamás, intentó poner a prueba su fuerza otra vez... 

Jorge Bucay

jueves, 17 de octubre de 2013

INVITACIÓN - Oriah Mountain Dreamer

No me importa lo que haces para ganarte la vida. Quiero saber qué más deseas y si osas soñar con satisfacer los verdaderos deseos de tu corazón. No me interesa tu edad. Quiero saber si estás dispuesto a correr el riesgo de parecer un tonto, por amor, por un sueño, por la aventura de estar vivo.
 
No me interesa saber qué planetas están en cuadratura con tu luna. Lo que me pregunto es si llegaste al fondo de tu propia tristeza, si las traiciones de tu pasado te enriquecieron o si te has retraído y cerrado por miedo a padecer más dolor.
 
Quiero saber si puedes convivir con el sufrimiento, el mío o el tuyo, sin intentar esconderlo, disfrazarlo o remediarlo. Quiero saber si eres capaz de convivir con la alegría, la mía o la tuya, de danzar con temerario abandono y permitir que el éxtasis penetre por la punta de tus dedos, sin advertirnos que seamos cuidadosos, que seamos realistas, que recordemos las limitaciones de la condición humana.
 
No me importa si la historia que me cuentas es verdadera. Quiero saber si puedes decepcionar a otros para ser fiel a ti mismo. Si eres capaz de soportar una acusación de traición sin traicionar tu propia alma, o ser infiel, y aún así seguir siendo fiable.
 
Quiero saber si eres capaz de disfrutar de la belleza del día a día, aunque el día no sea bello, y hacer de esa belleza la fuente de tu vida. Quiero saber si puedes convivir con el fracaso, el tuyo o el mío, y si estás dispuesto a pararte frente al lago mirando a la luna llena y gritar: “¡Sí, puedo!”
 
No me interesa saber dónde vives ni cuánto dinero tienes. Quiero saber si después de una noche de pesar y desesperación, exhausto y herido hasta los huesos, aún puedes hacer lo que sea necesario para alimentar a tus hijos. No me interesa lo que sabes o cómo llegaste hasta aquí. Quiero saber si vas a permanecer en el centro del fuego, tomándome la mano, sin huir.
 
No me interesa dónde o con quién has estado. Quiero saber qué te sustenta, en tu ser íntimo, cuando todo lo demás se desmorona. Quiero saber si eres capaz de permanecer contigo mismo y si en los momentos de vacío aún disfrutas de tu propia compañía...
 
Oriah Mountain Dreamer



viernes, 16 de agosto de 2013

EL MUNDO - Eduardo Galeano

Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo. A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos. -El mundo es eso -reveló. -Un montón de gente, un mar de fueguitos. Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarles sin parpadear, y quien se acerca, se enciende. 

Eduardo Galeano

miércoles, 7 de agosto de 2013

USEN PROTECTOR SOLAR - The big Kahuna

Si pudiera ofrecerles un sólo consejo para el futuro, sería éste: USEN PROTECTOR SOLAR. Sus beneficios a largo plazo se han demostrado científicamente... mientras que el resto de mis consejos no tienen ninguna base confiable y se basan únicamente en mi propia experiencia. He aquí mis consejos...
Disfruta de la fuerza y la belleza de tu juventud... No me hagas caso. Nunca entenderás la fuerza y la belleza de tu juventud hasta que se hayan marchitado. Pero créeme... dentro de 20 años, cuando en fotos te veas a ti mismo comprenderás, de una manera que no puedes comprender ahora, cuántas posibilidades tenías ante ti y lo guapo que eras en realidad. No estás tan gordo como te imaginas.
No te preocupes por el futuro, o preocúpate, pero sabiendo que hacerlo es tan efectivo como intentar resolver una ecuación de álgebra masticando chicle. Lo que sí es cierto es que los problemas que realmente tienen importancia son aquellos que nunca pasaron por tu mente, de ésos que te sorprenden un martes cualquiera... a las cuatro de la tarde.
Todos los días haz algo a lo que le temas. Canta. No juegues con los sentimientos de los demás. No toleres que la gente juegue con los tuyos. Relájate. No pierdas el tiempo sintiendo celos. A veces se gana y a veces se pierde. La carrera es larga y al final... sólo compites contra ti mismo...
Recuerda los elogios que recibas, olvida los insultos... Pero si consigues hacerlo, dime cómo. Conserva tus cartas de amor. Tira los recibos viejos del banco. Estírate. No te sientas culpable si no sabes muy bien qué quieres de la vida. Las personas más interesantes que he conocido no sabían lo que querían hacer con su vida a los 22 años. Algunas de las personas más interesantes que conozco tampoco lo sabían a los 40.
Toma mucho calcio. Trata bien a tus rodillas, las echarás de menos cuando te fallen.
Quizás te cases, quizás no, quizás tengas hijos, quizás no, quizás te divorcies a los 40, quizás bailes el rock cuando celebres las bodas de platino. Hagas lo que hagas, no te enorgullezcas ni te critiques demasiado, siempre optarás por una cosa u otra, como todos los demás...
Disfruta de tu cuerpo, aprovéchalo de todas las maneras que puedas, no le tengas miedo ni te preocupes de lo que piensen los demás de él. Es el mejor instrumento que tendrás jamás. Baila.Aunque no tengas dónde hacerlo, mas que en el salón de tu casa. Lee las instrucciones, aunque no las sigas, no leas revista de belleza, sólo harán que te sientas feo.
Aprende a entender a tus padres. Será tarde cuando ellos ya no estén. Sé bueno con tus hermanos, son el mejor vínculo con tu pasado y probablemente serán quienes te acompañarán en el futuro. Entiende que los amigos vienen y se van, pero hay un puñado de ellos que debes conservar con mucho cariño. Esfuérzate en no desvincularte de algunos lugares y costumbres, porque cuanto más pase el tiempo, más necesitarás a las personas que conociste cuando eras joven.
Vive en alguna gran ciudad alguna vez, pero vete antes de que te endurezcas. Vive en el campo alguna vez, pero múdate antes de que te ablandes. Viaja. Acepta algunas verdades ineludibles: Los precios siempre subirán, los políticos siempre mentirán, y tú también envejecerás. Y cuando lo hagas, añorarás los tiempos en que eras joven, los precios eran razonables, los políticos eran honestos y los niños respetaban a los mayores... Respeta a los mayores.
No esperes que nadie te mantenga, pues tal vez recibas una herencia, tal vez te cases con algún rico, pero nunca sabrás cuánto durará.
No te hagas demasiadas cosas en el pelo, o cuando tengas 40 años parecerá el de alguien de 85. Sé cauto con los consejos que recibas y ten paciencia con quienes te los dan. Los consejos son una forma de nostalgia. Dar consejos es una manera de rescatar el pasado del vertedero, sanearlo, ocultar las partes feas, y reciclarlos, dándoles más valor del que tienen.
Pero háganme caso... en lo del protector solar...
The Big Kahuna

miércoles, 24 de julio de 2013

LO VOY A HACER - Publicidad Rexona

"Lo voy a hacer aunque no sea el momento. Aunque sea tarde. Aunque esté lejos. Aunque me duela. A pesar de la bronca. Aunque nadie lo entienda. Aunque parezca imposible. A pesar del frío, del calor, de no estar lista. Aunque sea difícil. Lo voy a hacer aunque parezca tiempo perdido. A pesar del tráfico. Aunque tenga que empezar de cero, que insistir, que alejarme, que aprender. Aunque no gane nada..."

miércoles, 26 de junio de 2013

MILAGROS - Norberto Jansenson


Un hombre llega, enajenado, a ver a su maestro.
- Maestro!!! -grita el hombre-, no tiene idea del milagro descomunal que acaba de sucederme.
- Cuéntame -dice el maestro.
- Veníamos para acá en el coche con mi mujer y mi hija, en la autopista se produjo un choque múltiple, varias personas sufrieron heridas graves y hubo dos muertos, pero nosotros sobrevivimos casi sin un rasguño. ¡Un milagro épico, sin dudas!
El maestro dice:  
- Bueno, en realidad un verdadero milagro es el que me sucedió a mí.
- ¿Qué le pasó?!!! -pregunta el hombre.
- Me levanté esta mañana, me bañé, me vestí, medité, desayuné, tomé un taxi y vine para aquí.

Eso es lo que me pasó, y ESO es un verdadero milagro. Lo otro se llama advertencia. Es la vida, diciéndote que estás equivocando el camino, haciéndote notar que tu tránsito no está siendo fluido ni armónico, que tu relación con el universo está enferma, que vas trabado, y que la próxima vez puedes no llegar a contarlo.

Norberto Jansenson

domingo, 16 de junio de 2013

MI PADRE - Edmundo de Amicis

De seguro que ni tu compañero Coreta ni Garrón responderían a su padre como tú has respondido al tuyo. ¿Cómo ha sido posible, Enrique? Siempre que una amonestación de tu padre te traiga a los labios una mala respuesta, piensa en ese día, que llegará inevitablemente, en que tenga que llamarte a su lecho para decirte: "Enrique, te dejo".

¡Oh, hijo mío! Cuando oigas su voz por última vez, y aún después de mucho tiempo, recordando que alguna vez le faltaste el respeto, te preguntarás: ¿Cómo fue posible? Entonces comprenderás que él ha sido siempre tu mejor amigo, que cuando se veía obligado a castigarte sufría más que tú, y que si te ha hecho llorar, ha sido por tu bien.

Ahora no comprendes; él sólo te muestra su bondad y su cariño. Tú no sabes que a veces está tan quebrantado por el cansancio, que piensa que vivirá pocos días y que en tales momentos sólo piensa en ti.

¡Y cuántas veces entra en tu cuarto mientras duermes y se queda mirándote y, haciendo un esfuerzo, cansado y triste, vuelve a su trabajo! Ni siquiera te das cuenta de que en muchas ocasiones te busca, está contigo porque tiene una amargura en el corazón y siente la necesidad de refugiarse en tu cariño.

Piensa ¡qué doloroso debe ser para él cuando, en lugar de encontrar afecto en ti, halla frialdad e irreverencia! ¡No te manches jamás con tal horrible ingratitud! Piensa que con la vida no se puede contar: una desgracia te podría arrebatar a tu padre tal vez mañana mismo. ¡Cómo verías cambiar todo ante ti!

¡Qué vacía y desolada te parecería la casa, solo, con tu madre de luto! Anda, hijo, ve donde tu padre y pídele que te perdone y te bendiga.

Tu madre.

Fragmento de Corazón, de Edmundo de Amicis

domingo, 9 de junio de 2013

EL VOLUMEN DE LA AUSENCIA - Mercedes Salisachs

Sin embargo el tiempo ha pasado deprisa en los últimos doce años, Juan. Parece una ironía, pero lo cierto es que nada es más veloz que un largo lapso sin ilusiones. No es verdad que el tiempo tarda en transcurrir cuando la vida no nos interesa. La propia monotonía y la falta de relieves lo despedaza; es decir, lo unifica, lo convierte en una dimensión sin metas ni puntos de partida. De pronto, nos damos cuenta de que los años se nos han ido de las manos, de que hemos sido burlados por su fugacidaz. Y es que todas las horas del día han sido mortalmente iguales: todas vacías, todas carentes de emoción. Por eso cuando te fuiste, la vida fue para mí como una recta final; una pendiente vertiginosa hacia el vacío. Todo era siempre lo mismo, y los acontecimientos jamás tenían futuro: sólo recuerdos.

"Aquello sucedió antes de que Juan se fuera, o después de que Juan y yo nos vimos por primera vez, o a poco de inaugurarse la exposición de Juan, el estudio de Juan, el coche de Juan..."

Así iba envejeciendo yo: teniendote a tí como punto de referencia, contando los años como si fueran horas y los lustros como si fueran años. Hasta las Navidades se sucedían unas tras otras igual que si entre cada una de ellas no mediaran trescientos sesenta y cinco días completos. También las estaciones volaban. Tanto que, a menudo, cuando pensaba en alguna de ellas, no sabía precisar si ya se había cumplido o si estaba aún por llegar. En cambio, cuando aún no te habías ido, cada segundo tenía una medida, cada instante se nutría de sentido. Por eso el tiempo podía dosificarse, ensancharse y hasta prolongarse. Pero esa facultad de medir la vida por milímetros y por fracciones cabe cuando se viven situaciones relevantes. Ahora lo esencial es pensar que el tiempo no existe, que tanto el pasado como el futuro no es más que un gigantesco presente.

Sería interesante hacer el recuento de los sobresaltos, los desengaños y las heridas que vamos acumulando a lo largo de nuestro transitar por la vida. Y medirlos. Llegar a conocer con exactitud lo que nos ha afectado o nos ha dolido. Vistos en perspectiva, no parece que sean los grandes acontecimientos los que han contribuído a los cambios ópticos o a la transformación de nuestros esquemas. Son las circunstancias pequeñas; esos procesos rezagados que tanto se relacionan con los comportamientos ajenos, las miradas furtivas, las displicencias inesperadas... Probablemente la humanidad entera está enferma de ese tipo de procesos.

Una vez me dijiste que no bastaba derribar y construír sobre los derribos para sentirnos seguros: Es preciso también recordar los derribos, analizarlos a fondo, para evitar que las nuevas construcciones sufran los mismos errores.

Entonces no llegué a entenderte, con frecuencia te expresabas de un modo metafórico, y yo problamente no estaba preparada para asimilar tus ideas. Las comprendo ahora, Juan: después de esos doce años vacíos de tu presencia, pero tremendamente llenos de tu ausencia. ¿Sabías tú que también las ausencias pueden tener volumen? La tuya lo tuvo. Fue un volumen lleno de ti, de tus palabras dichas al desgaire, y de las que ni siquiera me habías dicho pero que yo adivinaba; de coloquios interminables entre tu yo lejano y mi propia soledad, siempre presente. Un volumen cada vez más hinchado de ti; de evocaciones que mientras eran aún hechos cotidianos apenas tenían dimensión ni grosor, pero que a medida que los años transcurrían, iban creciendo y creciendo: miradas, gestos, ademanes,actitudes. Realidades, en fin, que no por pertenecer al ayer dejaban de serlo.

"Nadie puede arrebatarme el recuerdo", pensaba muy a menudo. Y nadie, tampoco, podía disminuirlo, deshincharlo. Cada instante que había vivido contigo estaba allí, en los departamentos estancos y secretos de mi conciencia.

-¿Hasta cuándo vas a seguir queriéndome , Juan? Todos estamos expuestos a ser inconstantes.
-Nunca habrá un "Hasta cuando" entre nosotros, Ida. El secreto está en sincronizar los relojes de nuestro cariño

Lo malo era que los relojes no se habían sincronizado. Los relojes de aquel amor habían ido marcando horas distintas, desmanteladas y cada vez más divergentes. La ausencia es mucho más que un espacio vacío y un tiempo sin horas. La ausencia es también un dejar de conjugar ensoñaciones y un sufrir agonías por trances dispares, y un resurgir alegrías distintas o desencantos contradictorios, todo ello desconectado de lo que fue un compartir continuo...

Mercedes Salisachs

sábado, 25 de mayo de 2013

CONOCERSE A UNO MISMO

Un niño de la India fue enviado a estudiar a un colegio de otro país. Pasaron algunas semanas, y un día el jovencito se enteró de que en el colegio había otro niño indio y se sintió feliz. Indagó sobre ese niño y supo que el niño era del mismo pueblo que él y experimentó un gran contento. Más adelante le llegaron noticias de que el niño tenía su misma edad y tuvo una enorme satisfacción. Pasaron unas semanas más y comprobó finalmente que el niño era como él y tenía su mismo nombre. Entonces, a decir verdad, su felicidad fue inconmensurable.

Desconozco su autor

sábado, 11 de mayo de 2013

SACRIFICIO - Edmundo de Amicis

Mi hermana Silvia tiene un corazón tan noble y generoso como mi madre. Ayer estaba yo copiando una parte del cuento mensual 'De los Apeninos a los Andes', que lo copiamos entre todos porque es muy largo. Silvia me dijo rápido y muy bajo: -Esta mañana he oído a nuestros padres conversar. A papá le ha salido mal un negocio; estaba preocupado y mamá le ayudaba animándolo. No hay dinero. Papá decía que es necesario hacer sacrificios. Es preciso que también nosotros nos sacrifiquemos, ¿no es verdad? Bueno, hablemos con mamá.

Y tomándome de la mano, fuimos a verla: -Oye, mamá -dijo Silvia de pronto- tenemos que hablarte los dos. Mamá nos miró, admirada, y Silvia continuó: -Papá no tiene dinero, ¿no es verdad? -¿Qué dices? -preguntó, sonrojándose- ¡No es verdad!

-Sí, lo sé -dijo Silvia con seguridad-. Nosotros tenemos que hacer sacrificios también. Tú me habías prometido un abanico para fines de mayo y Enrique esperaba su caja de pinturas; ahora no queremos nada.

Mamá intentó hablar, pero Silvia continuó: -No, tiene que ser así, lo hemos decidido. Y hasta que papá tenga dinero no queremos frutas ni otras cosas. Así se gastará menos y te prometemos que nos verás tan alegres como siempre. ¿No es verdad, Enrique? Yo respondí que sí.

¡Ah! No había visto nunca tan contenta a mi madre como al oír esas palabras. Aunque nos aseguró que no estábamos tan mal como Silvia suponía, nos besó llorando y riendo, sin poder hablar. Se lo contó todo a mi padre.

¡Pobre padre mío! Esta mañana, al sentarme a la mesa, experimenté al mismo tiempo un gran placer y un gran disgusto. Yo encontré bajo mi servilleta una caja de pinturas y Silvia un abanico.

Fragmento de "Corazón", de Edmundo de Amicis

jueves, 25 de abril de 2013

EL RELOJ PARADO A LAS SIETE - Jorge Bucay


En una de las paredes de mi cuarto hay colgado un hermoso reloj antiguo que ya no funciona. Sus manecillas detenidas casi desde siempre, señalan imperturbable la misma hora: las siete en punto.

Casi siempre el reloj es solo un inútil adorno sobre una blanca encina y vacía pared. Sin embargo hay dos momentos en el día, dos fugaces instantes en que el viejo reloj parece resurgir de sus cenizas como un ave fénix. Cuando todos los relojes en la ciudad en sus enloquecidos andares marcan las siete, y los Cucu y los Gongs de las maquinas, hacen sonar siete veces en su repetido canto, el viejo reloj de mi habitación parece cobrar vida.

Dos veces al día, por la mañana y por la noche, el reloj se siente en completa armonía con el resto del universo. Si alguien mirara el reloj, solamente en esos dos momentos, diría que funciona a la perfección, sin embargo, pasado ese instante, cuando los demás relojes callan sus cantos y las manecillas continúan su monótono camino, mi viejo reloj pierde su paso y permanece fiel a aquella hora, que alguna vez detuvo su andar.

Jorge Bucay

miércoles, 17 de abril de 2013

LA LUCIÉRNAGA

Cuenta la leyenda que una vez una serpiente empezó a perseguir a una luciérnaga; ésta huía rápido con miedo a la feroz depredadora y la serpiente no parecía desistir. Huyó un día, y ella no desistía, dos días y nada... En el tercer día, ya sin fuerzas, la luciérnaga paró y dijo a la serpiente:

-¿Puedo hacerte tres preguntas?
-No acostumbro dar ese privilegio a nadie, pero como te voy a devorar, puedes preguntar. Dijo la serpiente.
-¿Pertenezco a tu cadena alimenticia?
-No. Contestó la serpiente.
-¿Yo te hice algún mal? Preguntó la luciérnaga.
-No. Volvió a responder.
-Entonces, ¿por qué quieres acabar conmigo?
-¡PORQUE NO SOPORTO VERTE BRILLAR!

Desconozco su autor

Muchos de nosotros nos hemos visto envueltos en situaciones donde nos preguntamos por qué nos pasa lo que nos pasa si no hemos hecho mal a nadie... Sencillo... porque no soportan verte brillar. Cuando esto pase, no dejes de brillar, continúa siendo tú mismo, continúa dando lo mejor de ti, no permitas que te lastimen, no permitas que te hieran, sigue brillando y no podrán tocarte... porque TU LUZ SEGUIRÁ INTACTA...

miércoles, 10 de abril de 2013

LA ESCALERA

Imagina tu vida como una escalera. Eso pasa cuando inicias tu camino de crecimiento interior. En ese proceso, en ese avance, pierdes muchas cosas: pareja, amigos, trabajos, pertenencias, todo lo que ya no coincide con quien te estás convirtiendo ni está en el nivel al que estás entrando. Puedes pelearte con la vida entera, pero el proceso así es. El crecimiento personal es eso, personal, individual, no grupal.
 
Puede que después de un tiempo esa persona decida emprender su propio camino y te alcance o suba incluso mucho más que tú... pero es importante que estés consciente de que no debes forzar nada. 

También puede llegar el momento en ese camino hacia tu crecimiento personal, en que te quedes un tiempo solo... Y duele, claro que duele, y mucho... pero luego, a medida de que vas avanzando, te irás encontrando en esos niveles con personas mucho más afines a ti, personas que gracias a su propio proceso están en el mismo nivel que tú y que si sigues avanzando, ellos lo harán contigo. En esos niveles de avance ya no hay dolor ni apego ni sufrimiento. Hay amor, comprension y respeto absoluto. 

Así es nuestra vida, una escalera infinita donde estarás con las personas que estén en el mismo nivel que tú... y si alguien cambia, la estructura se acomoda. Cada pérdida, cada persona que se va o situación que termina, es porque así tiene que ser, déjalas ir y préparate para todo lo bueno que viene a tu vida.

Desconozco su autor

lunes, 8 de abril de 2013

AMOR


Un hombre de cierta edad llegó a mi clínica para hacerse curar una herida en la mano. Se notaba que tenía bastante prisa y mientras lo curaba le pregunté qué era eso tan urgente que tenía que hacer. Me dijo que tenía que ir a una residencia de ancianos para desayunar con su mujer como todos los días, que allí vivía ella. Contó que llevaba algún tiempo en ese lugar y que tenía un Alzeimer muy avanzado. Mientras terminaba de vendarle la herida, le pregunté si ella se inquietaría en caso de que él llegara tarde esa mañana. -No -me dijo-, ella no sabe quién soy yo, hace ya casi cinco años que no me reconoce. Entonces le pregunté extrañado: -Y si ya no sabe quién es usted, ¿por qué esa necesidad de estar con ella todas las mañanas? Me sonrió y dándome una palmadita en la mano, me dijo: -Ella no sabe quién soy yo, pero yo sé muy bien quién es ella...

Desconozco su autor

domingo, 7 de abril de 2013

LA NIEBLA - Luciano Rodríguez

Hay veces que no me he sentido parte de este mundo. En otras ocasiones, he querido vivir fervientemente. Y una vez, un día, sentí que estaba muerto.

Amanecí con el despertar de la ciudad. El ambiente se encontraba sumido en una espesa niebla, común en aquellos días otoñales. Al levantarme, me dirigí al baño y, luego de eliminar las impurezas acumuladas durante la noche, haberme lavado las manos y haber refrescado mi rostro, me encontré con mi reflejo en el espejo. Me vi distinto, o más bien, derruido. Mi réplica se encontraba demacrada, corroída por los estragos que había causado el tiempo. Comprendí que era viejo. Recién entonces caí en la cuenta de que mi vida se me escapaba de las manos lentamente, y yo no podía hacer nada para impedir que se me escurra entre mis dedos.

Salí del baño con una decisión tomada. Me vestí con la mejor ropa que encontré. Llegué a la cocina, y me preparé un café muy cargado. Necesitaba tener mucha energía. Puse a calentar algunos panes, pero en el apuro, olvidé comer las tostadas. Salí de mi departamento en el octavo piso, y llamé al ascensor. Esperé lo que dura una eternidad, y el elevador nunca llegó. Corrí a las escaleras, y bajé apresuradamente, mientras pensaba que tan solo bastaba un paso en falso para que cayera rodando, un escalón golpeara mi nuca, yo perdiese la vida, y nunca pudiere concretar el objetivo que me había planteado ese mismo día, el cual determinaría el futuro de mi paso por este mundo. Salí del edificio, crucé la calle, caminé hasta la parada del micro, y allí esperé. Una vez más, esperé.

Mientras tanto, pensé que me podrían haber atropellado mientras cruzaba la transitada avenida, y así nunca podría haberle brindado un sentido a mi patética vida. Llegó el micro, y subí precavidamente para evitar un tropiezo impertinente que mandase mi alma al reino de los Cielos. Encontrándome ya dentro del vehículo, visualicé un asiento libre en el fondo, y acompañado por la inercia, me abalancé sobre él. Una vez sentado, comencé a planificar el resto de mi día, y de mi vida. Me encontraba sumido en mis pensamientos, cuando el micro comenzó a detenerse. Era hora de bajar, y de comenzar a vivir. O a morir.

Una vez abajo, miré mi reloj, y al ver que faltaban unos minutos para que llegase ese momento determinante de mi vida, tan ansiado durante todo el día, decidí que esperaría sentado en el banco de la misma parada en la que bajé. Cada movimiento de las agujas equivalía a una década de espera. O más bien, a un siglo de purgatorio.

La niebla habíase incrementado en el transcurso de la mañana, y su elevada densidad no me permitía ver con claridad la vereda de enfrente, ni la puerta que había allí. Y mucho menos a la gente que salía por ella.

Estaba midiendo las palabras que utilizaría para determinar el resto del camino de la vida por el cual transitaría hasta el día de mi defunción, cuando percaté, gracias a mi desarrollado olfato, esa esencia que tanto añoraba. Un hermoso aroma a rosales primaverales recién florecidos. Levanté la mirada, y vislumbré, entre la espesa niebla, los cálidos labios color carmín que tanto ansiaba; del color de las brasas ardientes, recién apagado el fogón. Apareció el total de su esbelta figura en la vereda de enfrente. Esbelta como un jazmín recién plantado en los primeros días estivales.

Semejante a la Luna solitaria en las frescas noches otoñales, su cuerpo era el único que se veía inmerso en esa niebla. Niebla que todo el día había sido de tinte fantasmal, pero que ahora me recordaba al polvo mágico de las historias infantiles. La esperanza creció en mi pecho como lo hace el pasto de un hermoso jardín medieval después de una llovizna nocturna. Me levanté del asiento, atraído por aquella mujer que tan bien se había disfrazado de poesía, y me apresuré a cruzar la calle. Escuché un estrepitoso sonido, semejante al estruendo producido por los truenos en uno de esos diluvios veraniegos, o más bien, a una bocina. Y se apagó la luz, así como también, la vida. 

Luciano Rodríguez 
(Cuento publicado en la Revista Rumbos 502, el domingo 07 de abril de 2013)

sábado, 6 de abril de 2013

EL CALEIDOSCOPIO

Existía un hombre que a causa de una guerra en la que había peleado de joven, había perdido la vista. Este hombre, para poder subsistir y continuar con su vida, desarrolló una gran habilidad y destreza con sus manos, lo que le permitió destacarse como un estupendo artesano. Sin embargo, su trabajo no le permitía más que asegurarse el mínimo sustento,  por lo que la pobreza era una constante en su vida y en la de su familia.

Cierta Navidad quiso obsequiarle algo a su hijo de cinco años, quien nunca había conocido más juguetes que los trastos del taller de su padre con los que fantaseaba reinos y aventuras. Su papá tuvo entonces la idea de fabricarle, con sus propias manos un hermoso caleidoscopio como alguno que él supo poseer en su niñez. En secreto y por las noches fue recolectando piedras de diversos tipos que trituraba en decenas de partes, pedazos de espejos, vidrios, metales, maderitas, etc.

Al cabo de la cena de nochebuena pudo, finalmente imaginar a partir de la voz del pequeño, la sonrisa de su hijo al recibir el precioso regalo. El niño no cabía en sí de la dicha y la emoción que aquella increíble navidad le había traído de las manos rugosas de su padre ciego, bajo las formas de aquel maravilloso juguete que él jamás había conocido...

Durante los días y las noches siguientes el niño fue a todo sitio portando el preciado regalo, con él regresó a sus clases en la escuela del pueblo. En los tiempos de recreo entre clase y clase, el niño exhibió y compartió henchido de orgullo su juguete con sus compañeros que se mostraban igual de fascinados con aquella maravilla y que pujaban por poner sus ojos en aquel lente y dirigirlo al sol...

Uno de aquellos pequeños, tal vez el mayor del grupo, finalmente se acercó al hijo del artesano y le preguntó con la ambiciosa intriga que sólo un niño puede expresar: -Oye, qué maravilloso caleidoscopio te han regalado... ¿dónde te lo compraron?, no he visto jamás nada igual en el pueblo... Y el niño, orgulloso de poder revelar aquella verdad emocionante desde su pequeño corazón, le contestó: -No me lo compraron en ningún sitio... me lo hizo mi papá. A lo que el otro pequeño replicó con cierta sorna y tono incrédulo: -¿Tu padre? Imposible, ¡¡¡si tu padre está ciego!!!

Nuestro pequeño amigo se quedó mirando a su compañero, y al cabo de una pausa de segundos, sonrió como sólo un portador de verdades absolutas puede hacerlo, y le contestó: -Sí, mi papá esta ciego, pero solamente de los ojos, SOLAMENTE DE LOS OJOS...

Desconozco su autor

jueves, 28 de marzo de 2013

A ORILLAS DEL RÍO PIEDRAS ME SENTE Y LLORÉ - Paulo Coelho

Sólo entendemos del todo el milagro de la vida cuando dejamos que suceda lo inesperado. 

Todos los días Dios nos da, junto con el sol, un momento en el que es posible cambiar todo lo que nos hace infelices. Todos los días tratamos de fingir que no percibimos ese momento, que ese momento no existe, que hoy es igual que ayer y será igual que mañana. Pero quien presta atención a su día, descubre el instante mágico. Puede estar escondido en la hora en que ponemos la llave en la cerradura por la mañana, en el instante de silencio después del almuerzo, en las mil y una cosas que nos parecen iguales. 

Ese momento existe: un momento en el que toda la fuerza de las estrellas pasa a través de nosotros y nos permite hacer milagros.

La felicidad es a veces una bendición, pero por lo general es una conquista. 

El instante mágico del día nos ayuda a cambiar, nos hace ir en busca de nuestros sueños. Vamos a sufrir, vamos a tener momentos difíciles, vamos a afrontar muchas desilusiones.... pero todo es pasajero y no deja marcas. Y en el futuro podemos mirar hacia atrás con orgullo y fe. 

Pobre del que tiene miedo de correr riesgos. Porque ese quizá no se decepcione nunca, ni tenga desilusiones, ni sufra como los que persiguen un sueño. Pero al mirar hacia atrás oirá que el corazón le dice: "¿Qué hiciste con los milagros que Dios sembró en tus días? ¿Qué hiciste con los talentos que tu maestro te confió? Los enterraste en el fondo de una cueva porque tenías miedo de perderlos. Entonces, ésta es tu herencia: la certeza de que has desperdiciado tu vida". 

¡Pobre de quien escucha estas palabras! Porque entonces creerá en milagros, pero los instantes mágicos de su vida ya habrán pasado... 

Paulo Coelho (Fragmento)

miércoles, 27 de marzo de 2013

CERRANDO CÍRCULOS

Siempre es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida. Si insistes en permanecer en ella más allá del tiempo necesario, pierdes la alegría y el sentido del resto. Cerrando círculos, o cerrando puertas, o cerrando capítulos, como quieras llamarlo... lo importante es poder cerrarlos y dejar ir momentos de la vida que se van terminando. ¿Terminó tu trabajo? ¿Se acabó tu relación? ¿Ya no vives más en esa casa? ¿Debes irte de viaje? Puedes pasarte mucho tiempo de tu presente revolcándote en los por qué, en dar vuelta el cassette y tratar de entender por qué sucedió tal o cual hecho. El desgaste va a ser infinito, porque en la vida, tú, yo, tu amigo, tus hijos, tus hermanos, todos y todas estamos encaminados hacia ir cerrando capítulos, ir dando vuelta la hoja, terminar con etapas o con momentos de la vida y a seguir adelante. 

No podemos estar en el presente añorando el pasado. Ni siquiera preguntándonos por qué. Lo que sucedió, sucedió y hay que soltarlo, hay que desprenderse. No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes, ni tener vínculos con quien no quiere estar vinculado a nosotros. ¡Los hechos pasan y hay que dejarlos ir! 

Por eso, a veces es tan importante destruir recuerdos, regalar presentes, cambiar de casa, romper papeles, tirar documentos, y vender o regalar libros. Los cambios externos pueden simbolizar procesos interiores de superación. Dejar ir, soltar, desprenderse.

En la vida nadie juega con las cartas marcadas, y hay que aprender a perder y a ganar. Hay que dejar ir, hay que dar vuelta la hoja, hay que vivir sólo lo que tenemos en el presente… El pasado ya pasó. No esperes que te lo devuelvan, no esperes que te reconozcan, no esperes que alguna vez se den cuenta de quién eres tú… Suelta el resentimiento. El prender "tu televisor personal" para darle y darle al asunto lo único que consigue es dañarte lentamente, envenenarte y amargarte. La vida es para adelante, nunca para atrás. Si andas por la vida dejando puertas abiertas por si acaso, nunca podrás desprenderte ni vivir el hoy con satisfacción.

¿Noviazgos o amistades que no clausuran? ¿Posibilidades de regresar? (¿a qué?) ¿Necesidad de aclaraciones? ¿Palabras que no se dijeron? ¿Silencios que lo invadieron? Si puedes enfrentarlos ya y ahora, hazlo; si no, déjalos ir, cierra capítulos. Di a ti mismo que no, que no vuelven. Pero no por orgullo ni soberbia, sino porque tú ya no encajas allí, en ese corazón, en esa habitación, en esa casa, en esa relación, en esa oficina, en ese trabajo. Tú ya no eres el mismo que fuiste hace dos días, hace tres meses, hace un año. Por lo tanto, no hay nada a qué volver. Ni tú serás el mismo, ni el entorno al que regresas será igual, porque en la vida nada se queda quieto, nada es estático.

Es salud mental, amor por ti mismo, desprender lo que ya no está en tu vida. Recuerda que nada ni nadie es indispensable. Ni una persona, ni un lugar, ni un trabajo. Nada es vital para vivir porque cuando tú viniste a este mundo, llegaste sin ese adhesivo. Por lo tanto, es costumbre vivir pegado a él y es un trabajo personal aprender a vivir sin él, sin el adhesivo humano o físico que hoy te duele dejar ir. 

Es un proceso aprender a desprenderse y, humanamente, se puede lograr porque nada ni nadie nos es indispensable. Sólo es costumbre, apego, necesidad. Por eso cierra, clausura, limpia, tira, oxigena, despréndete, sacúdete, suéltate. Hay muchas palabras para significar "salud mental" y cualquiera que sea la que escojas, te ayudará definitivamente a seguir para adelante con tranquilidad. ¡ÉSA ES LA VIDA! 

Desconozco su autor

sábado, 23 de marzo de 2013

ANÉCDOTA BRITISH AIRWAYS

El 14 de Octubre de 1998, en un vuelo transatlántico de la línea aérea British Airways, tuvo lugar el siguiente suceso: A una dama la sentaron en el avión al lado de un hombre de raza negra. La mujer pidió a la azafata que la cambiara de sitio porque no podía sentarse al lado de una persona tan desagradable.

La azafata argumentó que el vuelo estaba muy lleno, pero que iría a revisar a primera clase a ver por si acaso podría encontrar algún lugar libre. Todos los demás pasajeros observaron la escena con disgusto, no sólo por el hecho en sí, sino por la posibilidad de que hubiera un sitio para la mujer en primera clase.

La señora se sentía feliz y hasta triunfante porque la iban a quitar de ese sitio y ya no estaría cerca de aquella persona.

Minutos más tarde regresó la azafata y le informó a la señora: -Discúlpeme señora, efectivamente todo el vuelo está lleno pero encontré un lugar vacío en primera clase. De todas maneras, para poder hacer este tipo de cambios tuve que pedir autorización al capitán. Él me indicó que no se podía obligar a nadie a viajar al lado de una persona tan desagradable.

La señora con cara de triunfo, intentó salir de su asiento, pero la azafata en ese momento se dio vuelta y le dijo al hombre de raza negra: -¿Señor, sería usted tan amable de acompañarme a su nuevo asiento?

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"Las personas pueden olvidar lo que les dijiste, 
las personas pueden olvidar lo que les hiciste, 
pero nunca olvidarán cómo les hiciste sentir..."

miércoles, 20 de marzo de 2013

EL COLLAR DE PERLAS

El hombre estaba tras el mostrador mirando la calle distraídamente. De pronto una niñita se aproximó al negocio y apretó la naricita contra el vidrio de la vitrina. Los ojos del color del cielo brillaban cuando vio un collar. Entró al negocio y pidió ver el collar de turquesa azul: -Es para mi hermana. ¿Puede hacer un paquete bien bonito? -Dijo ella.

El dueño del negocio miró desconfiado a la niñita y le preguntó: -¿Cuánto dinero tienes?

Sin dudar, sacó del bolsillo de su ropa un pañuelo todo atadito y fue deshaciendo los nudos. Los colocó sobre el mostrador y dijo feliz: -¿Esto alcanza? Eran apenas algunas monedas las que exhibía orgullosa.

-¿Sabe?, quiero dar este regalo a mi hermana mayor. Desde que murió nuestra madre, ella cuida de nosotros y no tiene tiempo para ella. Es su cumpleaños y estoy segura que quedará feliz con el collar que es del color de sus ojos.

El hombre fue para la trastienda, colocó el collar en un estuche, lo envolvió con un vistoso papel rojo e hizo un trabajado lazo con una cinta verde: -Tome -dijo a la niña -Llévelo con cuidado. Ella salió feliz, corriendo y saltando calle abajo.

Aún no acababa el día cuando una linda joven entró en el negocio. Colocó sobre el mostrador el ya conocido envoltorio deshecho e indagó: -¿Este collar fue comprado aquí? ¿Cuánto costó?

-¡Ah! -habló el dueño del negocio. -El precio de cualquier producto de mi tienda es siempre un asunto confidencial entre el vendedor y el cliente.

La joven exclamó: -Pero mi hermana tenía solamente algunas monedas. Ella no tendría dinero para pagarlo.

El hombre tomó el estuche, rehizo el envoltorio con extremo cariño, colocó la cinta, lo devolvió a la joven y le dijo: -Ella pagó el precio más alto que cualquier persona puede pagar: ELLA DIO TODO LO QUE TENÍA. 

Desconozco su autor

domingo, 17 de marzo de 2013

EL HELECHO Y EL BAMBÚ


Un día decidí darme por vencido… renuncié a mi trabajo, a mi relación, a mi vida. Fui al bosque para tener una última charla con Dios. -Dios, le dije. -¿Podrías darme una buena razón para no darme por vencido?

Su respuesta me sorprendió… -Mira a tu alrededor, Él dijo.

-¿Ves el helecho y el bambú? 
-Sí, respondí. 
-Cuando sembré las semillas del helecho y el bambú, las cuidé muy bien. Les di luz. Les di agua. El helecho rápidamente creció. Su verde brillante cubría el suelo. Pero nada salió de la semilla de bambú. Sin embargo no renuncié al bambú. En el segundo año el helecho creció más brillante y abundante y nuevamente, nada creció de la semilla de bambú. Pero no renuncié al bambú. Dijo Él.'En el tercer año, aun nada brotó de la semilla de bambú. Pero no renuncié, me dijo. En el cuarto año, nuevamente, nada salió de la semilla de bambú. No renuncié, dijo. Luego en el quinto año un pequeño brote salió de la tierra. En comparación con el helecho era aparentemente muy pequeño e insignificante. Pero sólo 6 meses después el bambú creció a más de 100 pies de altura. 

Se había pasado cinco años echando raíces. Aquellas raíces que lo hicieron fuerte y le dieron lo que necesitaba para sobrevivir... No le daría a ninguna de mis creaciones un reto que no pudiera sobrellevar. 

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viernes, 15 de marzo de 2013

LA MARIPOSA

Un hombre vivía con sus dos hijas inteligentes y curiosas. Las niñas siempre hacían muchas preguntas. Algunas de ellas el hombre sabia responderlas. Como pretendía ofrecerles mejor educación, envió a las niñas con un sabio que vivía en lo alto de la colina. El sabio les respondía siempre todas sus preguntas sin siquiera dudar. Impacientes, las niñas decidieron inventar una pregunta que él no supiera responder. Entonces, una de ellas apareció con una bella mariposa que usaría para engañar al sabio. "¿Qué vas a hacer?", le pregunto la hermana. "Voy a esconder la mariposa en mis manos y preguntarle al sabio si está viva o muerta; si dice que está muerta, abriré mis manos y la dejaré volar; si dice que está viva, la apretaré y la mataré, y así cualquiera que sea su respuesta será una respuesta equivocada". Así hicieron y cuando la niña le pregunto "Óigame Sabio, ¿está viva o muerta la mariposa?", él le respondió: DEPENDE DE TI, ¡ELLA ESTÁ EN TUS MANOS! 

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lunes, 4 de marzo de 2013

A LA CIMA - Daisaku Ikeda

Están los que llevan amuletos. Los que hacen promesas. Los que imploran mirando al cielo. Los que creen en supersticiones. Y están los que siguen corriendo cuando les tiemblan las piernas. Los que siguen jugando cuando se les acaba el aire. Los que siguen luchando cuando todo parece perdido. Como si cada vez fuera la última vez. Convencidos de que la vida misma es un desafío. Sufren, pero no se quejan. Porque saben que el dolor pasa. El sudor se seca. El cansancio termina. Pero hay algo que nunca desaparecerá: LA SATISFACCIÓN DE HABERLO LOGRADO. En sus cuerpos hay la misma cantidad de músculos. En sus venas corre la misma sangre. Lo que los hace diferentes es su espíritu. La determinación de alcanzar la cima. Una cima a la que no se llega superando a los demás, sino superándose a uno mismo...

Daisaku Ikeda

SUEÑOS SEMILLA - Jorge Bucay


En el silencio de mi reflexión percibo todo mi mundo interno como si fuera una semilla, de alguna manera pequeña e insignificante pero también pletórica de potencialidades. Y veo en sus entrañas el germen de un árbol magnífico, el árbol de mi propia vida en proceso de desarrollo.

En su pequeñez, cada semilla contiene el espíritu del árbol que será después. Cada semilla sabe cómo transformarse en árbol, cayendo en tierra fértil, absorbiendo los jugos que la alimentan, expandiendo las ramas y el follaje, llenándose de flores y de frutos, para poder dar lo que tienen que dar. Cada semilla sabe cómo llegar a ser árbol. Y tantas son las semillas como son los sueños secretos.

Dentro de nosotros, innumerables sueños esperan el tiempo de germinar, echar raíces y darse a luz, morir como semillas… para convertirse en árboles. Árboles magníficos y orgullosos que a su vez nos digan, en su solidez, que oigamos nuestra voz interior, que escuchemos la sabiduría de nuestros sueños semilla. Ellos, los sueños, indican el camino con símbolos y señales de toda clase, en cada hecho, en cada momento, entre las cosas y entre las personas, en los dolores y en los placeres, en los triunfos y en los fracasos. Lo soñado nos enseña, dormidos o despiertos, a vernos, a escucharnos, a darnos cuenta. Nos muestra el rumbo en presentimientos huidizos o en relámpagos de lucidez  cegadora.

Y así crecemos, nos desarrollamos,  evolucionamos…

Y un día, mientras transitamos este eterno presente que llamamos vida, las semillas de nuestros sueños se transformarán en árboles, y desplegarán sus ramas que, como alas gigantescas, cruzarán el cielo, uniendo en un solo trazo nuestro pasado y nuestro futuro. 

Nada hay que temer… una sabiduría interior las acompaña… porque cada semilla sabe… cómo llegar a ser árbol… 

Jorge Bucay

sábado, 2 de marzo de 2013

EXPERIMENTO WASHINGTON POST

Un hombre se sentó en una estación de metro en Washington DC y comenzó a tocar el violín, era una fría mañana de enero de 2007. Interpretó seis piezas de Bach durante unos 45 minutos. Durante ese tiempo, hora pico, se calcula que 1100 personas pasaron por la estación, la mayoría de ellas camino al trabajo. 

Tres minutos pasaron, y un hombre de mediana edad de dio cuenta de que había un músico tocando. Disminuyó el paso y se detuvo por unos segundos, y luego se apresuró a cumplir con su horario.  Un minuto más tarde, el violinista recibió su primer dólar de propina: una mujer arrojó el dinero en la caja y, sin parar, siguió caminando.  Unos minutos más tarde, alguien se apoyó contra la pared a escucharlo, pero el hombre miró su reloj y comenzó a caminar de nuevo. El que puso mayor atención fue un niño de 3 años. Su madre le apresuró y el niño siguió caminando, volviendo la cabeza todo el tiempo. Esta acción fue repetida por varios otros niños. Todos sus padres, sin excepción, los forzaron a seguir adelante. 

En los 45 minutos que el músico tocó, sólo siete personas se detuvieron y permanecieron por un tiempo. Cuando terminó de tocar y el silencio se hizo cargo, nadie se dio cuenta. Nadie aplaudió, ni hubo ningún reconocimiento. 

Nadie lo sabía, pero el violinista era Joshua Bell, uno de los músicos más talentosos del mundo. Estaba interpretando una de las piezas más complejas jamás escritas, en un violín por un valor de 3,5 millones de dólares. Dos días antes, Joshua Bell agotó un teatro en Boston. 
Este experimento fue organizado por The Washington Post como parte de un experimento social sobre la percepción, el gusto y las prioridades de la gente. Las líneas generales fueron los siguientes: En un entorno común a una hora inapropiada, ¿percibimos la belleza, nos detenemos a apreciarla, reconocemos el talento en un contexto inesperado? 
Una de las posibles conclusiones de esta experiencia podrían ser: Si no tenemos un momento para detenernos y escuchar a uno de los mejores músicos del mundo tocando la mejor música jamás escrita, ¿cuántas otras cosas nos estaremos perdiendo?

CACHORROS EN VENTA

Un buen día un campesino que tenía algunos cachorros que necesitaba vender, pintó un cartel para ponerlos en venta, lo martilló al costado de su garage y mientras daba con el último clavo, apareció un niño que le dijo: -Señor, yo quiero comprar uno de sus cachorros. El granjero, frotándose la frente, le contestó: -¡Mira que estos perritos valen mucho dinero eh! El muchachito bajó la cabeza por un momento y, buscando en su bolsillo, le dijo al campesino: -Tengo treinta y cinco centavos, ¿eso es suficiente para echar un vistazo? A lo que el hombre contestó: -Claro, pasa. Y dejando escapar un silbido, llamó a la madre y a los cachorritos.

Allí salió Dolly rodeada de cuatro de sus lindos cachorros juguetones. Al muchachito le brillaban los ojos mientras, pegado al alambrado, observaba a Dolly con sus crías. Cuando lo vieron, todos los perritos se acercaron al alambre intentando saltar y jugar con el niño que los miraba del otro lado. Pero el niño observó curioso que en la casita de los perros aún había movimiento, y vio cómo cojeando salía otro perrito aún más pequeño que los demás, intentando saltar y treparse al alambrado como sus hermanitos para jugar con el muchacho.

Al verlo, el niño dijo: -Quiero ese cachorro. Y el campesino le respondió: -Oye, tú en verdad no quieres ese cachorro, no corre nada bien y nunca podrá jugar y divertirse como los demás. Y el niño, levantándose una manga del pantalón y dejando entrever una pierna ortopédica, dijo: -Verá, señor, yo tampoco puedo correr muy bien, y ese cachorrito necesita alguien que lo entienda...

Desconozco su autor

"El mundo está lleno de personas que necesitan ser entendidas"

miércoles, 27 de febrero de 2013

ESTRELLAS DE MAR


Cuentan que una vez un hombre mayor caminaba por la playa contemplando el mar, cuando a  lo lejos vio una figura de un hombre que parecía bailar. Se apresuró para acercarse más y ver exactamente lo que hacía. Cuando se acercó, se dio cuenta de que no estaba bailando sino tomando estrellas de mar y arrojándolas mar adentro tan fuerte como podía. Le pregunta entonces:

-¿Qué haces mi joven amigo? 
-La tarde está cayendo y la marea bajando, si no arrojo estas estrellas al mar, morirán, las estoy enviando dentro del mar otra vez.

El hombre mayor sonrió irónicamente y le dijo: -Pero hay miles de playas en todo el mundo, donde miles de estrellas de mar morirán, ¿crees tú que con eso harás la diferencia?.

El joven se detuvo por un momento, suspiró, tomó otra estrella, la arrojó y dijo: -Bueno... acabo de hacer la diferencia para ésa...

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EL PICAPEDRERO

Había una vez, un picapedrero que estaba insatisfecho con él mismo y con su situación de vida. Un día, cuando pasaba por la casa de un acaudalado comerciante vio, a través del portón, exquisitas pertenencias y visitantes distinguidos: -¡Qué poderoso debe ser ese hombre! ¡Quién pudiese ser como él!

Ni bien lo pensó, se convirtió en el acto en dicho hombre. Así comenzó a disfrutar de lujos que nunca antes había imaginado. Y también fue blanco de envidia de otros.

Al poco tiempo, se encontró en la calle con un séquito que acompañaba a un alto funcionario del gobierno, con varios guardaespaldas, a quien la gente se detenía para observar admirada. Nuestro picapedrero, ¡perdón! Rico comerciante, deseó ser ese personaje con tanto poder y dinero ¡y lo fue! Así se encontró al cabo de unos días en medio de un acto oficial, emperifollado con un fino uniforme, muerto de calor mientras el sol le daba de lleno: -El sol sí que es poderoso, ¡doblega a un alto oficial!

Y al pensar así, se transformó en el sol, que brilló ferozmente sobre campos y trabajadores, sobre ciudades, pueblos y bosques. Sin embargo, cuando estaba disfrutando de su poder, una nube negra se posó entre él y la Tierra, y sólo esto le bastó para desear ser la oscura nube. Con este deseo se convirtió en nube. Así lanzó toneladas de agua a su paso, llenó cauces de ríos secos, inundó comarcas, ahogó cultivos haciendo alarde de su fuerza...

Hasta que un fuerte viento le cortó la diversión lanzándolo al medio del océano, pues su próximo deseo fue ser viento. Y viento fue, sopló en todo su rigor levantando techos de moradas, destruyendo poblados, fue temido como nunca. En medio de su actividad, observó algo que se mantenía inamovible ante su furia: Era una gran roca, masiva, enorme.

-¡Quiero ser esa roca! ¡Y al fin seré lo más poderoso de la Tierra!

Y fue así como la roca sintió el ruido acompasado de un martillo hundiendo el cincel en su duro corazón. La roca estaba siendo alterada... y a su lado se encontraba nada más ni nada menos, que la figura diminuta de un picapedrero...

Desconozco su autor